Mireya Rodríguez Arce es una de las personas más coherentes, auténticas y profesionales que he tenido el gusto de conocer. Actualmente trabaja en su propio centro de Medicina Ayurvédica, llamado Alsándara.

Fue profesora de cocina y nutrición en la Escuela Begoña Ferrero. Pero no se conforma con enseñar a nivel intelectual, profundiza hasta el nivel emocional y esencial, abarcando con exquisitez la parte física.

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En este artículo nos habla de su trayectoria:

MIreya y un calabacín

Fotografía: Retiro de Vida y Salud

 

 

 

Me llamo Mireya,

Barcelonesa de nacimiento y ciudadana del Mundo. Llevo 12 años residiendo en Gran Canaria.

Empezaré diciendo que Amo lo que hago.

Soy la pequeña de 4 hermanos, de padres andaluces y criada cada verano en un pequeño pueblo blanco de la sierra malagueña.

Atraída por la naturaleza y el deporte (competía en gimnasia deportiva), le preguntaba a mamá qué vitaminas tenía el zumo y todo aquello que me daba de comer. Ella, siempre atenta, me respondía hasta donde sabía.

La salud como aprendizaje esencial

Llegué a la adolescencia sin entender: mamá tenía cáncer. Sentí la tristeza en casa. (Hace 30 años el cáncer no era visto cómo hoy día). Mis hermanos y yo “crecimos” sin remedio: cocinar, limpiar y llevar una casa.

Con 11 años, el miedo se apoderó de mí, sin saber que mamá  había decidido Vivir, que no tenía ninguna intención de “marchar”.

Me dio una gran enseñanza: la tenacidad y optimismo. Hoy día, con 73 años, sigue siendo mi referente.

Con 17 años, empecé a trabajar en el sector de panadería para poder pagarme los estudios. Mi primer curso de nutrición fue de 3 meses en Barcelona. Me enamoré de la nutrición!

A los 20 años mi vida dio un gran giro: tuve un ictus (infarto cerebral). Mi vida y la de mi familia se paró.

Nadie entendía el porqué. Ni los médicos ni yo. Escáner, arteriografía, punción lumbar, etc., ninguna prueba de laboratorio aclaraba el enigma.

Me recuperé completamente en unos dos meses, movía mi cuerpo con fluidez, veía perfectamente y hablaba con normalidad, pero ya no era la misma. Entonces entendí algo que, aunque parezca obvio, me despertó:

Venimos con fecha de caducidad.

Durante mi estancia de 33 días en hospital sin bajarme de la cama, veía por la ventana a las personas pasear por el campo, los árboles, el Sol, el verde que tanto me gusta, y me di cuenta lo poco que valoraba esas cosas antes del ictus.

Mireya camuflada

Al salir de allí, la alegría se apoderó de mí, podía respirar el aire, tocar los árboles, hacer deporte, trabajar, en fin, VIVIR. Ya no había vuelta atrás.

La Medicina no encontró un porqué. Yo sí.

Decidí retomar mis estudios e hice 2 años de enseñanza reglada en nutrición, que seguí compaginando con el trabajo en panadería.

Era agotador, pero la pasión por lo que hacía, más la gran disciplina que según mis hermanos me caracteriza, fueron mis herramientas para salir adelante.

Por qué soy vegetariana

Visité una feria de Salud en Barcelona, y allí en una asociación de defensa de los derechos  animales. Tenían una pantalla donde se mostraba el trato a muchos animales de granjas.

Aquella información me llegó al corazón. Decidí no volver a comer animales.

Animales 60

No fue por salud, ni por toxinas, ni por nada físico de los alimentos. Fue por “aquello” que me impactó al ver esos animales.

Soy Feliz con mi decisión, intentando, sobre todo, no “comerme” (dañar) a nadie de mi especie.

Comienzo como profesional de la nutrición

Un domingo trabajando en la panadería, me llamó mi hermana y me dijo: te buscan en Santiveri. Había una oferta de trabajo y buscaban un perfil parecido al mío.

Santiveri  fue un gran trampolín. Algo fuerte crecía dentro de mí, la convicción de que estaba haciendo lo que quería hacer.

Otra de mis decisiones, fue dejar la medicación que me habían recetado “de por vida”. Fue bajo mi responsabilidad. Pero no sentía que la necesitara, no iba a tener más ictus.

Otros dos acontecimientos cambiaron mi vida: nació Brais, y me vine a vivir a Gran Canaria, esto último casi sin pensarlo. Fue una decisión (locura) que no medité mucho.

Al año de estar en la isla me divorcié. Fueron unos años difíciles, trabajar y salir adelante sola con Brais.

Las adversidades, tanto mi divorcio como las enfermedades, fueron maestros en mi vida. Ahora soy capaz de verlo así.

Volví a sentir esa fuerza del que Ama lo que hace, y aposté por seguir formándome: Nutrición ortomolecular, Cocina energética, Coach Nutricional, Nutrición holística, Naturopatía, etc.

A la vez, veía crecer a Brais (ya tiene 12 años).

La docencia: Compartir lo que soy

Cocina 2014 6

Alumnas en el curso de «Cocina y nutrición natural»

La docencia, es una de las experiencias más gratificantes. Jamás preparo una clase. Se aborda el tema que hay que dar con facilidad y siempre sucede lo mismo… se crea la magia del compartir, cuando un grupo de personas se juntan desde el corazón, y además de aprender conocimientos, nos dejamos Ser y Sentir. Ya no sé dar clase de otra manera.

Fue entonces cuando me metí en el mundo del yoga. En un principio, con la intención de profundizar en mi práctica, pero con el tiempo, la Vida me empujó a compartir lo que tenía integrado, y empecé a dar clase.

Hoy día, compagino las clases de nutrición con las de yoga. Mis dos pasiones.

Dicen que todos venimos a cumplir una misión. Siento que la mía es ésta. Y soy Feliz. ¿Cuál es mi objetivo? A día de hoy, quiero Vivir más tiempo en el corazón que en la mente.

Quiero vivir el presente intensamente, sin olvidar que el Amor es la fuerza que todo lo mueve. El resto, fluirá sólo.

Gracias, gracias, gracias.

Mireya y Jorge

Mireya y Jorge

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«La pregunta es la más creativa de las conductas humanas». Responsable de Innovación